Por Héctor Ricardo Olivera | [email protected]
Una infección pulmonar me alejó de la rutina semanal de escribir esta columna.
Más allá de la molestia la ocasión resultó propicia para tomar distancia de la escena política, sus actores y sus procederes.
La conclusión podría ser que siempre se puede estar un poco peor.
La Argentina es cada vez menos Patria y cada vez más escenario de arrebatos, rarezas intelectuales de dudosa racionalidad y dolorosa degradación.
El actor principal de la comedia es, sin dudas, un tipo raro.
Sus excentricidades encandilan pero cuando amengua el fogonazo comienzan a aparecer rasgos peligrosos.
Una serie de hechos concretos sirven para correr la máscara y comenzar a ver que no es posible sostener en el tiempo una modalidad reñida con la Democracia, con el respeto por el otro y la sana convivencia.
Como todo dictador liliputiense Milei necesita crear y alimentar un enemigo que justifique sus insultos.
La buena educación no es lo suyo.
La catarata de insultos esconde su debilidad.
Además, no está solo.
A modo de rápido ayuda memoria podemos citar a la diputada Lilia Lemoine, que apareció primero como su peinadora del despeinado y su maquilladora para seguir con su denuncia de las damas que perforan los preservativos para enredar a los hombres en espantos de los que deben ser liberados.
Suma su aporte al descontrol el Diputado Berti Benegas Linch que en un arrebato libertario dijo que los padres no están obligados a entregar sus hijos al a la escuela.
El Presidente del bloque de Diputados Nacionales, Cenco, duró lo que un helado al sol.
Lo echaron y formó su bloque propio con 3 colegas anunciando que él no era de “La Libertad Avanza” sino que era del MID, el partido que fuera de Arturo Frondizi.
Las inconsistencias se amontonan.
Ocurrió con el caso de la designación de Marcela Lugones como titular de la Comisión de Juicio Político con un acta que existe pero que el Presidente de la Cámara de Diputados se empeña en desconocer.
La pobre Pagano terminó internada con una úlcera estomacal sangrante.
Hay que recordar al Milei candidato descolgando Ministerios de la pared al estilo Kirchner bajando generales en la ESMA.
Esta semana le tocó colgar Ministerios, cinco en total. A cada uno de los cuales les corresponde un sueldo de 4,5 millones de pesos, lo mismo que se fijaron los Senadores y que armó tamaño conflicto.
El Presidente dice que son “la casta” y la Vicepresidente se para en la vereda de enfrente.
Solo resta imaginar cuánto tiempo puede durar una República sometida a tanto descontrol.
Como un residuo de sus tiempos de panelista en programas del corazón Milei sumó su amorío adolescente con la imitadora Fátima Flores que marchó de lengüetazos adolescentes en el escenario al tuit anunciando su previsible ruptura final.
Para peor la oposición colabora con su decadencia vergonzosa.
El Peronismo es una sociedad de fomento en disolución que, ya lo sabemos, se juntarán alegremente en cuanto huelan una leve fragancia de poder.
El Radicalismo es un recuerdo honorable de la Historia en proceso de desgranamiento por carencia de conducción.
La imagen más patética es la del Presidente del Comité Nacional, el saltarín Miguel Losteau.
Todavía se está tratando de determinar si el movimiento de su brazo derecho fue “mano alzada” o estaba espantando un mosquito.
Peor aún es que nadie del Radicalismo le haya dicho lo que tiene que hacer: irse.
Irse rápido y lejos.
Tan rápido y tan lejos como sea posible.
Este es un pantallazo de la Argentina.
Duele, pero más duele no decirlo con la sana intención de detener la marcha declinante.
Para la Real Academia Española, (RAE), cordura es sensatez, prudencia, buen juicio.
No es mucho lo que se pide desde el título de esta columna.
Es peligroso admitir que “Milei es así”
Sería como aceptar que el Petiso Orejudo era así, o Hitler era así, o los Shoklender son así.
San Martín ya nos dijo, a Merceditas y a Javiercito, que “serás lo que debas ser o si no serás nada”.