Quienes viajaron rumbo al mar durante las décadas del ’80 y ’90 por la Ruta 2 seguramente recuerdan un alto casi obligado en el kilómetro 103, a la altura de Gándara, partido de Chascomús. En esa zona, dos grandes fábricas protagonizaban una postal típica del verano: de un lado, la láctea Gándara ofrecía yogures y postres frescos; del otro, Villa del Sur entregaba botellas de agua mineral a los autos que circulaban hacia la ciudad de Buenos Aires.
La imagen de promotores entregando productos directamente a los viajeros, en una ruta que por entonces era de solo dos manos, se transformó en un clásico del viaje hacia la costa. “Había que comerse la cola”, recuerda un usuario en redes sociales, haciendo referencia a las largas filas de autos que se formaban para recibir los productos gratuitos. Otro rememora: “Fines de los ’70, ’80 y ’90. Gándara daba yogures, postrecitos y Villa del Sur agua mineral. Las colas eran impresionantes”.
Gándara, una marca emblemática de la industria láctea argentina, dejó de operar hace ya varias décadas, pero su nombre aún resuena entre quienes vivieron esa época. Hoy, solo quedan sus instalaciones en silencio, y los recuerdos de una promoción que, además de visibilizar la marca, generaba movimiento económico y laboral en Chascomús durante la temporada estival.

En cambio, Villa del Sur aún continúa funcionando en el mismo predio y mantiene su presencia en el mercado nacional, aunque ya no realiza aquel operativo publicitario que convirtió su parador en un hito del camino. Inaugurado en 1980, el Parador Villa del Sur fue visitado por miles de personas durante décadas, marcando el inicio o el regreso de cada verano.
“Cada vez que paso por ahí me acuerdo de los yogures frescos y del agua mineral que entregaban, y te ponían el calco. La mejor propaganda era esa, qué lástima que ya no están más”, comentó otra persona, sintetizando el valor emocional de aquellos veranos.
Hoy, en tiempos de campañas digitales y publicidad programada, esta forma directa y cercana de promoción forma parte de un pasado que se mantiene vivo en la memoria colectiva. Las imágenes que resurgieron en redes sociales sirvieron como disparador para revivir una época en la que las empresas eran parte del paisaje del viaje y del pulso económico de la región.